Safe Creative #1502090159396

Enlace MotosDeEnduro

síguenos en twitter Siguenos en Instagram Siguenos en Facebook Siguenos en LinkEdin Siguenos en TripAdvisor

Una Brizna de Polvo

Una mañana de finales de septiembre, cálida todavia... pero fresca en sus inicios.
Con esa luminosidad tan especial que solo se encuentra en los inicios del Otoño.
Esa luz a través de la cual los colores de los bosques de pino albar y roble melojo suelen sonreír.
Una patada larga... y el monocilíndrico japonés se pone en marcha con suavidad, con el sonido
característico de aquellas mecánicas de los ochenta.
"Pof-Pof-Pof... "
Al despedirte, mientras la montura coge algo de temperatura, observas que te sonríen con un una
mirada pícara.
"¿Que ocurre...?
"Te brillan los ojos".
Vuelves a sonreír.
Y más tarde... se repiten los comentarios de rigor en cualquier alto en el camino.
"Mi hermano mayor tenía una..."
"Tantos años y todavía dando alegrías..."
"Ya no se construyen motos así..."
Un paseo.
"A la inglesa..."
Por carreteras de montaña, lentas y sinuosas, para las que estas motos parecen haber nacido.
Negociando las curvas en marchas largas... dejado caer en el asiento como si no fuera conmigo la cosa.
Curvas iniciales para calentar gomas. Suaves.. sin estridencias.
El motor traqueteando alegre por el paseo. Agradecido.
Con las primeras curvas, en las primeras trepadas... la vieja Geisha hasta parece sonreírme
también, como los bosques de pino albar.
Como si de reojo, mirase hacia atrás, me hiciera un guiño y me dijera que no parase, que aquello
siempre había sido lo suyo.
"Pof-Pof-Pof-Po-Poffrrrrrr... A la inglesa... No pares..."
Sintiendo las pistonadas del enorme puchero que llevo entre las piernas...
A los pocos minutos, en el rictus ingles se instala una perenne sonrisa.
La misma que lleva la moto.
Parece como si me sintiese uno con ella, con las rodillas pegadas al depósito, abrazándola,
acariciándola...
Curvas enlazadas de asfalto impecable entre pinos rojos y alfombra de helechos.
Mas curvas.
Con más confianza. Contra volanteando.
Jugando con las inclinaciones y la retención del motor... poco a poco... sin abusar.
Otra curva. Y otra. Y otra más.
No hace falta embrague.
Ni siquiera cambiar de marcha apenas.
El monocilíndrico me saca solo de las curvas... solo tengo que acariciarlo...
"Pof-Pof-Pof-Po-Poffrrrrrr..."
Unas buenas cubiertas, carreteras de montaña, un hierro de hace cinco lustros...
Y a disfrutar de la vida.
Es algo difícil de describir.
A casi mil ochocientos metros, en lo alto del puerto de montaña, la naturaleza exultante me
muestra su grandeza.
Y nuestra terrible pequeñez.
Nuestra insignificancia.
A menudo uno se olvida de lo maravilloso que resulta estar vivo.
Pero esto me lo recuerda.
Entre curva y curva, cruzo mi camino con algún otro ser pensante, con idéntico rictus al mío, con
idéntica sonrisa.
Un conductor de un MG descapotable con sienes y cabellera ya plateada...
Dos HOGs de riguroso cuero negro...
Algún abnegado ciclista...
Es inevitable el intercambio de gestos cómplices, de sonrisas.
Y sigo enlazando curvas, dentro de ese paraíso interminable de carreteras de montaña que es el
Sistema Central.
Encadenando valles de increíble belleza, y pueblos de centenario granito.
Mi sonrisa es la misma que la de mi montura.
Pura alegría.
Pura vida.
Tras las últimas curvas, ya de regreso... no puedo dejar de pensar en que la vida se escapa de
entre las manos como la arena de la playa... sin darte cuenta.
Y estallo en una explosión de... ¿Alegría...?
Pues reconozco en mi interior, mi inmensa fortuna... en este preciso momento.
La suerte de tener una mujer que te quiere. Tal como eres.
Y unos hijos como dos soles.
Mi familia, tus hijos, tus amigos.
Mis compañeros de trabajo y aficiones.
Esa inmensa fortuna en las cambiantes posesiones del tiempo.
Mi enorme privilegio por todo lo que he podido vivir y poder contarlo.
Por poder hacer exactamente lo que ahora estoy haciendo.
Y me siento extrañamente vivo.
Y recuerdo a los que ya no están y siento una mariposa en el estómago. Una punzada de tristeza.
Algunos por culpa de las motos.
Otros por el vaivén de la vida... Absurdo trajín.
Malditas motos.
Benditas motos.
Y sigo con otra curva... y otra más.
Suave. Dulce.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y doy gracias al cielo de nuevo.
Mientras, algo húmedo recorre mi mejilla.
Será que algo se me ha metido en alguno de mis ojos y me hace lagrimear.
Será.
Una brizna de polvo, sin duda.
Malditas motos.
Benditas motos.


3 comentarios :

  1. Joder...
    Me lo comentó un amigo.
    Pero no me esperaba esto.
    Estoy disfrutando.
    Que bueno.
    Homerico...!!!
    NO LO DEJES...!!!

    ResponderEliminar
  2. Jopé...!!
    Lo de "homerico" me ha llegado al alma.
    ;-)
    Hombre... no es para tanto... pero se agradece mucho, de verdad.
    ;-)
    Muchísimas gracias por tu comentario.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. que bueno, que bueno.
    Me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar

No tengas miedo... Es gratis e indoloro.
Pon lo que te apetezca, siempre que sea sincero y respetuoso.
Me hará mucha ilusión y me animará a seguir.
Pero sobre todo...
¡Muchas gracias por tu tiempo por anticipado...!
Un abrazote.
(P.D.: Elije el usuario "Anonimo" en el menú desplegable "Comentar Como:" si no quieres darte a conocer... o te resulta mas cómodo. Es el último "perfil" del menú)